Para Rosita Flores
- rosagoyburo
- 17 jul 2019
- 1 Min. de lectura
La amiga incondicional,
la más complaciente y engeridora a la edad que tengo y que tiene ella,
la que me enseñó a ser la mujer fuerte que soy,
la que me sigue mirando como si aún fuera a la escuela.
La que me hizo creer que Dios realmente existe,
Porque si ella me perdonó todo, espero que Dios se lo perdone todo a ella.
Ahora que soy madre la entiendo tanto, lo que me negaba y lo que me premiaba,
Que cabeza dura que era yo, como pude alguna vez haberla ofendido.
Que fuerza que tiene, lo valiente que la he visto ser,
Desde que se levantaba hasta que se acostaba,
Nunca dejó de ser mamá, nunca dejó de ser mujer,
Me enseñó sobre la paciencia,
Es increíble como todo en ella se transforma en sabiduría.
Siempre diré que Dios la premió con sus hijos,
Somos 3, cada uno tan distinto,
La primera soy yo, que no puedo negarle nunca nada,
El segundo, se lo demuestra a veces limpiando la casa y
Finalmente, el tercero que es su conchito,
El que la tiene al día con la escuela para padres,
El que ya va mostrando que tiene el mismo carácter
Que ella cuando era chica.
Espero que mis hijos sientan lo que yo siento por ti,
Que te amo con toda mi energía,
Que esa carita que tienes, verla, me da tanta alegría
Porque no sabría que hacer si un día no estás aquí.

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